darnos de nuevo el descanso que habíamos destruido por nuestro pecado, no fue nada agradable. No fueron seis días de esfuerzo creador. En realidad, fue toda la humillación y todo el dolor que la Escritura describe: traicionado, arrestado, negado, burlado, ridiculizado, flagelado, coronado con espinas, crucificado, y finalmente sepultado. Estos días son un gran contraste con los días de la semana de la creación. Sin embargo al final de la Semana Santa la diferencia acaba, y la similitud comienza de
Page 164